Entrevista a Maria Vergés

“Consolidar el autogobierno aranés y seguir situando a las personas en el centro de las políticas”, los objetivos de Maria Vergés para la sindicatura de Aran

El 19 de febrero tuvo lugar la presentación oficial de Maria Vergés como candidata de UA a síndica de Aran en las próximas elecciones del 28 de mayo. Un acto en el que asistieron unas ochenta personas y que contó, entre otros, con la participación del secretario de organización de UA y candidato a alcalde de Naut Aran, Marc Tarrau, el presidente de la diputación de Huesca, Miguel Gracia, el secretario de política municipal del PSC, Joaquín Fernández, y el presidente de UA y secretario general del Estado para el Reto Demográfico, Paco Boya.

El pasado mes de febrero, la militancia de Unitat de Aran te escogió como candidata a síndica de Aran, tomando el relevo de Paco Boya que durante 25 años ha sido candidato de este partido. ¿Qué te ha impulsado a aceptar este reto?

Pues, aunque no pueda parecerlo, esta ha sido una decisión que he meditado mucho. Aun así, al final he dado el paso por diversos motivos: el primero porque estoy convencida que, si el Valle de Aran tiene alguna oportunidad de tener un futuro, y un presente, es porque habremos sido capaces de consolidar nuestro autogobierno, como única garantía de poder gestionarnos y decidir de manera autónoma, y quiero contribuir a hacerlo posible, creando valor en mi sociedad. Pero también estoy aquí porque esta ha sido una legislatura muy compleja, la más compleja de nuestra historia reciente, y son muchos los proyectos y acciones que han quedado por hacer y que el país necesita, sobre todo para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía de Aran, como puede ser la remodelación del Hospital Val d’Aran, el proyecto de gestión forestal y transición energética o conseguir traspasos tan importantes como los que hacen referencia a las políticas de vivienda.

Como dices, esta ha sido la legislatura más compleja de la historia reciente de Aran. Tú has estado al frente de la sanidad aranesa durante la crisis de la COVID-19, ¿cómo valoras esta gestión?

Nunca hubiésemos dicho que tendríamos que vivir una situación de esta gravedad y magnitud. No ha sido nada fácil, sobre todo porque nadie estaba preparado para algo así. Aun así, a pesar de las dificultades, creo sinceramente que hemos llevado a cabo una buena gestión de esta crisis. En primer lugar gracias al trabajo de los profesionales públicos que han enfrentado esta crisis con una profesionalidad impecable, y después, porque el hecho de tener competencias en este ámbito nos ha permitido actuar de manera directa y rápida sin dejar a nadie atrás. Estoy muy orgullosa, y no es inmodestia, del trabajo que, tanto en el Conselh Generau como en los ayuntamientos araneses, los hombres y mujeres de Unitat d’Aran hemos llevado a cabo, demostrando que somos capaces de gestionar y enfrentar retos de gran magnitud y de hacerlo con rigor y compromiso.

¿Cuáles son las líneas estratégicas que plantea Unitat d’Aran para enfrentar los retos de futuro del Valle de Aran?

Pienso que hay tres ámbitos claves en los que es necesario desarrollar las políticas necesarias para hacer frente a los retos presentes y futuros que tenemos por delante: la atención a las personas, que las personas estén en el centro de las políticas; el desarrollo territorial, partiendo de la base de la sostenibilidad tanto ambiental, como económica, territorial y humana y finalmente, la consolidación del autogobierno de Aran. En estos ejes se tienen que plantear las soluciones a los retos como la adaptación al cambio climático, la diversificación económica, la transición energética y la gestión de nuestros bosques, para reducir el riesgo de incendios de sexta generación, la retención del talento joven, el impulso de la innovación, la supervivencia de nuestra lengua y cultura o el acceso a la vivienda. Y todo esto, teniendo en la cuenta que la gestión pública es, y será, también la gestión de la incerteza en un mundo cada vez más cambiante.

El Conselh Generau d’Aran es la máxima institución de autogobierno de Aran, ¿cuáles son los principales desafíos que consideras que tiene por delante?

Hay uno básico, que es el de consolidarse. Y para ello es necesario que la Ley de Aran se despliegue definitivamente. Después de treinta y tres años sólo hemos conseguido que esta ley, que define nuestro ámbito competencial, se haya desplegado sólo un treinta por ciento. Por lo tanto, aumentar nuestro autogobierno y hacerlo con los recursos necesarios, así como desarrollar las políticas que permitan que las personas que viven en Aran lo hagan con calidad de vida y oportunidades es mi objetivo.

¿Por qué es importante el despliegue de la Ley de Aran?

Como digo, la Ley de Aran es el marco que define cuáles son nuestras competencias y ejercer estas competencias, con recursos y capacidad, es lo que garantiza esta calidad de vida de la que hablo. Esta Ley fue reformada en el 2015, aun así todavía no hay ningún mecanismo que garantice su despliegue y hay algunos aspectos de la misma que deberían reformarse para adaptarse a la realidad del país y a las necesidades de nuestra sociedad.

Con más mujeres que hombres al frente de la sindicatura, el Valle de Aran es una excepción a la norma en materia de igualdad. ¿Es importante que las mujeres se impliquen en la gestión pública?

Es importante que las mujeres se impliquen. En política y en todos los ámbitos de la sociedad. Las mujeres representamos el 50% de la sociedad, no somos un colectivo, somos la mitad de la ciudadanía. Y en política, y en otros ámbitos, si no te implicas, las decisiones les toman otros por ti. La visión y la manera de hacer política de las mujeres es diferente que la de los hombres, y se tienen que complementar para ser representativas y, sobre todo, efectivas.

Un deseo.

Me gustaría ser capaz, junto con las compañeras y compañeros, de contribuir a generar la conciencia entre la juventud de Aran de la importancia que tiene conservar nuestra lengua y nuestra cultura, que es la raíz de nuestra identidad, que a su vez es también integradora, y que es la única garantía de mantener aquella gestión de la proximidad y de la capacidad de decidir sobre nuestro futuro y nuestro bienestar.