Vediau 47 – Era entervista: Francesc Cano

Francesc Cano es Director Adjunto de Transferencia del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC)

El pasado mes de febrero, el Conselh Generau d’Aran obtenía una ayuda de 1’2 millones de euros del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, para desplegar el proyecto de gestión forestal “BOSCARAN” que impulsa con la mayoría de los ayuntamientos araneses. Este proyecto no solo busca preservar el entorno natural, sino también contribuir a la transición energética, al desarrollo económico y a la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la Val d’Aran.

BOSCARAN pretende hacer frente a los desafíos del cambio climático y a la necesidad de transición hacia energías renovables, promoviendo el uso de la biomasa como alternativa al gas y gasoil, así como reducir los riesgos de incendios, fomentar la biodiversidad y generar una economía circular en el medio rural, aprovechando recursos locales y reduciendo la dependencia de materiales externos.

En esta estrategia, el gobierno aranés trabaja conjuntamente con el CTFC, quien asume funciones técnicas y de asesoramiento. Hablamos con su Director Adjunto de Transferencia sobre ello.

Paco, ¿ qué es exactamente el proyecto BOSCARAN y qué objetivos persigue?

Lo que se pretende con BoscAran es activar la gestión del bosque, que durante décadas ha quedado en un segundo plano, y estructurarla para dar al territorio mayor resiliencia ante el cambio climático y a la vez transitar a energías más limpias y sostenibles. Hacia el 2040 todas las calderas de gasoil y gas de Europa se tendrán que eliminar y en las zonas frías la mejor de las soluciones pasa por la utilización de la biomasa forestal. A la vez debemos impulsar una economía circular en el medio rural, que permita diversificar la economía aranesa, y este proyecto nos va a ayudar también a iniciarlo así como a introducir nuevas técnicas silvícolas, naturalistas, y un tipo de mecanización con cable teleférico que permite realizar, con el mínimo impacto, la extracción de la madera.

La gestión forestal sostenible no solo impacta a nivel ambiental, sino también en la vida cotidiana de los vecinos de la Val d’Aran. ¿Cómo puede esta gestión mejorar su calidad de vida?

En primer lugar, en la mejora de su entorno, es decir, dejar de gestionar un bosque que durante siglos se había gestionado, comporta una pérdida de biodiversidad, que el bosque se cierre, etc. y eso conlleva problemas. 

Es un principio de mejora, pero creo que el principal avance será cubrir las necesidades térmicas del territorio, lo que toda la vida se había hecho en el Pirineo. Desde los años 50, 60 nos hemos acomodado con los combustibles fósiles que no dejan de ser también los que han provocado los problemas a los que ahora nos enfrentamos. Con esto, los bosques de Aran serán el principal recurso para poder cubrir sus necesidades térmicas, pero a la vez, también poder aportar materiales naturales y renovables, porque ahora la madera que se utiliza en nuestros pueblos viene de 2000 o 3000 km, esto no tiene ningún sentido. Con este proyecto podremos por fin poder generar riqueza ligada a la gestión del territorio de los pueblos y de su comportamiento natural

Uno de los riesgos más grandes que enfrenta la Val d’Aran son los incendios forestales. ¿De qué manera contribuye la gestión forestal a mitigar este riesgo?

¡Pues de todas las maneras! Primero porque si haces gestión tienes el territorio comunicado con accesos, eso es básico para poder acceder con vehículos, esos accesos los utilizas para bajar maderas, es decir, reducir el combustible, pero también para poder subir con recursos ya sea de agua, de personal para poder apagar un fuego etc. Tenemos bosques en el Valle con eficientes toneladas de biomasa aérea, que eso significa una potencia en el momento de incendio tremenda. Una buena planificación del territorio crea discontinuidades que van a permitir afrontar, primero con más seguridad, los servicios de extinción y después también determinadas técnicas como los cortafuegos, donde tienes que anclar en espacios que no tengas demasiado combustible. 

¿Qué rol juega la administración local en el proyecto BOSCARAN? 

La mayoría de ayuntamientos están involucrados desde el minuto cero, es decir, el proyecto no surge de una ayuda económica que llega de Europa o a nivel estatal, sino de la iniciativa del Conselh Generau d’Aran a la que se únen los ayuntamientos y EMD.

Se crea una Comisión Forestal de la que forman parte todos los participantes en el proyecto, se encarga un plan de ordenación de los recursos forestales para tener una hoja de ruta de lo que se tiene que hacer con los bosques, se plantea una estrategia de transición energética. Finalmente, llega la posibilidad de un proyecto como el de BoscAran y lo aprovechamos para facilitar los trabajos, pero esto parte de una iniciativa del Conselh Generau d’Aran, y no se puede hacer de otra manera que no sea conjuntamente.

Por último, mirando hacia el futuro, ¿qué perspectivas ves para la gestión forestal en la Val d’Aran y en el Pirineo en general? ¿Qué desafíos y oportunidades se presentan?

El Valle de Aran es la zona de la vertiente sur de Pirineo con más posibilidades por la calidad de sus bosques, tiene un crecimiento de 110.000 m³  anuales, que es mucho. Eso no significa que queramos aprovechar todo ese crecimiento, sino hacer lo que ya se hace en todos los territorios europeos, donde se está aprovechando un 65 o 70% de lo que crecen los bosques.

Actualmente, en Aran se aprovecha tan solo el 1%, tenemos camino para recorrer, eso significa que hay retos, porque comenzar a generar una economía rural no es fácil, tenemos un bosque que no se gestiona desde hace varias décadas, y nos enfrentamos a un cambio climático y a unas necesidades térmicas y de transición hacia energías sostenibles.  Igual que lo fue la industrial en el siglo XIX, ahora tenemos una revolución en la Bioeconomía, dejando atrás todos los combustibles fósiles.

El Valle estará en una situación privilegiada y en general todo el Pirineo va a poder cubrir sus necesidades térmicas, y eso es fundamental.

El proyecto BOSCARAN ha recibido el Premio Nacional CONAMA a la Sostenibilidad de Pequeños y Medianos Municipios.

Esta entrevista nos deja claro que la gestión forestal sostenible no solo es vital para preservar el entorno natural, sino que también tiene un impacto directo en la vida de los vecinos de la Val d’Aran, contribuyendo al desarrollo económico y a la calidad de vida en el territorio.

El proyecto BOSCARAN es un claro ejemplo de cómo el equilibrio entre conservación y uso puede ser beneficioso para todos.