Arán tiene en estos próximos años retos importantes como
sociedad y como espacio político y cultural que quiere avanzar con pasos
decididos hacia horizontes de más y mejor prosperidad. Obviamente, este
no es un camino que se empieza en cada proceso electoral, ni con cada gobierno.
Existen algunas convicciones, algunos valores, y unas constantes históricas
que conforman la identidad, las estructuras políticas y aquello que podemos
resumir en la voluntad de “ser” que es, que se construye, desde
esta suma de principios fundamentales, escritos y no escritos que sustentan
un pueblo, un país o si se quiere una nación. Es por esta razón
que, en el caso aranés, un pueblo de viejas tradiciones, cultura milenaria,
pero de articulación política reciente y sometido a importantes
cambios sociales, conviene que estas argumentaciones se citen con frecuencia
para que, el conjunto de los ciudadanos que viven en nuestro Valle sepan que
en este proceso absolutamente todos somos imprescindibles. Y ese “todos”
significa que, sólo si la pluralidad de las ideas y la libertad de expresión
de las mismas está garantizada, conseguiremos que nuestros valle avance
unido en lo fundamental. Es decir, en el objetivo de crear más riqueza,
repartirla mejor y dar oportunidades por igual a todos los ciudadanos.
Por tanto, salgamos al paso de los que piensan que su verdad es absoluta, o
que el país es sólo de los que ponen el énfasis en la diferencia
entre los nacionalistas o los no nacionalistas, los políticamente correctos
o de los incorrectos y así sucesivamente, etiquetando a los ciudadanos
hasta el absurdo. No es, sin duda, un buen planteamiento,. Arán y sus
instituciones han de ser patrimonio de todos y para todos por igual.
Debemos apostar porque el nuestro, sea un Valle abierto, dialogante y donde
la libertad de pensamiento, la tolerancia y el respeto a todas las ideas sea
nuestra mejor baza de futuro para proyectarnos hacia el exterior como referencia
de progreso y buen hacer. No se trata de defender utopías irrealizables.
Sabemos que la política es compleja y el debate político ha de
ser a veces duro, sin que por ello deje de ser cortés. En Arán
no siempre es así y durante estos años de mayorías absolutas,
el diálogo y el acuerdo no han sido la norma. Pienso que el consenso,
por difícil que sea, es siempre más gratificante y sólido
que la aplicación de la mayoría como la razón del más
fuerte. El mundo tiene hoy lamentables ejemplos de cómo se destruye con
la razón de la fuerza lo que durante muchos años se ha construido
con la fuerza de la razón. Por ello, en Arán hay que empezar a
debatir sobre nuestro futuro, o mejor dicho, sobre los futuros posibles que
pueden orientarnos desde nuestras instituciones y nuestros ayuntamientos hacia
esas mejores cotas de bienestar Es un trabajo que sobrepasa una contienda electoral,
pero es en una campaña electoral donde los ciudadanos deben conocer e
intuir cuales son esos horizontes propuestos. Por tanto, hay que reclamar el
debate abierto con los ciudadanos, alejar de nuestros comportamientos los miedos
que algunos alimentan con las amenazas veladas y responder a la agresión
democrática con la certeza que sólo entre todos se pueden construir
esos escenarios en los que todos seamos protagonistas. Desconfiemos de la simple
descalificación personal y aprovechemos el debate electoral para plantear
objetivos y los caminos que hemos de trazar para llegar a ellos.
Construir un país mejor es un digno objetivo, hacerlo en una democracia
de calidad es imprescindible para garantizar que el interés general no
sea vapuleado ni sacrificado por intereses que, siendo legítimos, son
intereses privados que no pueden estar por encima de los intereses generales.
La política y los representantes públicos han de buscar los puntos
de encuentro para que en el marco de las instituciones, el debate sea transparente
y el acuerdo se fundamente en el respeto a ese interés general.
Arán tiene enormes posibilidades para seguir creciendo y crecer bien.
Dar oportunidades a todos y hacer que los que vivimos aquí nos sepamos
participes de ese proyecto de futuro que finalmente es el nuestro y será
el presente de las próximas generaciones.
Paco Boya Alós
Diputado y candidato a Síndico de Arán
por Unitat d’Aran-PSC