Jornada sobre identidad e integración. Documento para el debate Unitat
d’Aran – Psc 
UN PAÍS PARA COMPARTIR
“DIFERENTES ORíGENES, UN FUTURO COMÚN”
La identidad de personas y pueblos en tiempos de globalización, como
  los que vivimos, forman parte de un importante debate para resolver y garantizar
  modelos de convivencia e integración de las personas que cambian de residencia,
  de país, o de continente con la legítima aspiración de
  encontrar nuevos horizontes, personales y familiares. 
  Los europeos emigraron durante siglos hacia América. Los españoles
  lo han hecho intensamente, durante este siglo y hasta los años setenta,
  hacia Europa . Los araneses y la gente de la montaña han emigrado siempre
  hacia zonas próximas o lejanas en las que encontrar mejores condiciones
  de vida. 
Por tanto, todos, de una manera u otra, somos emigrantes y el estigma de determinados
  conceptos de emigración es puramente una caricatura fruto del desconocimiento
  de la historia y de la realidad social que nos envuelve. 
  No es menos cierto que el asentamiento de colectivos de diferente procedencia,
  en espacios de dinámicas sociales condicionadas por siglos de inercia
  y aislamiento, tiene que fundamentarse en algunos criterios que tengan como
  objetivo la creación de sociedades cohesionadas, donde los valores de
  la democracia y los modelos europeos de bienestar sean objetivos irrenunciables
  para nuestra sociedad. A estos valores ha de sumarse la salvaguarda de las culturas
  propias de los territorios que reciben estos contingentes de ciudadanos que,
  con un bagaje cultural propio, han de acomodarse en espacios sociales donde
  la integración suele enfrentarse al tópico reduccionista que define
  al ciudadano por su procedencia con la frase : este es de fuera…
La realidad aranesa resulta un auténtico laboratorio donde las diferentes
  generaciones de emigrantes y de autóctonos han convivido durante este
  siglo, dando lugar a un modelo de convivencia bueno y positivo, tanto para los
  que se han incorporado des de diversas procedencias, como aquellos que viven
  arraigados en el valle desde hace siglos. Aún así, no todo está
  ganado. Desde hace algunos años, el crecimiento económico y social
  de Aran y la recuperación de las instituciones aranesas hacen de esta
  cuestión un tema de una trascendencia considerable para el futuro, y
  pone sobre la mesa algunas preguntas que todavía hoy no obtienen respuesta.
  Especialmente porqué Aran tiene que garantizar que, frente a planteamientos
  que hablan de mayorías y minorías, “de los de aquí
  y de los de fuera”, hay que imponer el criterio de una sola ciudadanía
  y un solo proyecto colectivo: “el de hacer un país mejor para todos
  los que hemos decidido vivir en él”. 
UN PAÍS DE ACOGIDA
Las políticas de inmigración reiteran desde hace tiempo que hablar
  de capacidad de acogida es un termino que no puede quedar relegado al azar.
  Decir: “aquí cabemos todos” es falso o forma parte de una
  demagogia que no tiene lógica alguna. Respetar los principios de la ciudadanía
  con derechos requiere poner cotos a la incorporación de nuevos inmigrantes
  para evitar la degradación de esa condición, cuando el mercado
  laboral o las estructuras sociales no pueden asumir este aumento. 
  Pero no es menos cierto que es necesario garantizar que las personas que se
  incorporan a nuestro mercado de trabajo tienen que encontrar los canales y condiciones
  para formar parte integrada de la sociedad de acogida. Un hecho que ha provocado
  en algunos lugares problemas de convivencia muy considerables y que de no existir
  mecanismos para la solución de conflictos, despiertan a menudo el fantasma
  del racismo y la xenofobia. 
  Aran no tiene dificultades aparentes en esta materia. El valle ha mostrado capacidad
  de acoger ha muchas familias que han venido en busca de trabajo y de mejores
  condiciones. Aún así, la existencia de situaciones sociales complejas
  hacen necesario un debate y un discurso que contraponga a algunos planteamientos
  “exclusivos”, un razonamiento cultural y social que oriente las
  políticas públicas hacia la cohesión social y la garantía
  de la convivencia. 
Para un buen análisis de esta cuestión lo primero es plantearse
  la preguntas adecuadas: 
– ¿Existe la integración real de las personas procedentes de
  otros orígenes geográficos o culturales en Aran? 
  – ¿Hay actualmente un diálogo entre culturas para favorecer el
  conocimiento de las realidades culturales que existen en Aran? 
  – ¿Estamos poniendo las bases para que integración no sea un sinónimo
  de sumisión sino de contribución a un proyecto de futuro común?
En la respuesta a estas preguntas podrían aparecer los puntos de fortaleza
  y debilidades de nuestra sociedad frente a los retos y los fantasmas que amenazan
  la convivencia en estos tiempos de Globalización. 
Conseguir una sociedad cohesionada es un reto de todos y para todos , por ello,
  construir una identidad de proyecto significa aceptar la diferencia, enriquecerse
  con ella y aceptar que, desde la identidad cultural de cada uno, se puede construir
  un espacio social tolerante, democrático y respetuoso donde los objetivos
  compartidos sean el motor para ganar un futuro mejor. 
Unitat d’Aran – Psc
  Aran 26 11 2002